dc.description.abstract | El último reparto de aguas del río Cuautitlán comenzó en la primavera de 1922, cuando el campamento de ingenieros, enviados por la Secretaría de Agricultura y Fomento (SAyF), dio inicio a la tarea de inspeccionar las aguas de dicho río. Al cabo de siete años, ya comenzado el invierno de 1929, la tarea por fin terminaba con el reglamento de usos y medidas para los usuarios del río. Los usuarios, con características socioeconómicas y culturales distintas, firmaron el reglamento y aceptaron el ordenamiento que este daba a sus derechos de aguas, así como la formación de una Junta de Aguas, que se encargaría de la organización, administración y sanción sobre los usos de aguas, primordialmente para las zonas de riego. Con ello, la cuestión legal parecía quedar zanjada y sólo hacía falta pasar al plano práctico. Apenas unos días después de inaugurarse el reglamento, el pueblo de Teoloyucán desconoció el reglamento y a la Junta de Aguas del río Cuautitlán, con el argumento de estar los ingenieros de la SAyF coludidos con el “pueblo de Cuautitlán” para obtener ventajas para este último. De la misma forma, representantes de los pueblos de Tepotzotlán, Zumpango y Nicolás Romero se opusieron a reconocer la junta. | en_US |